Faltás, faltás tanto viejo pícaro.

Mi amigo, mi abuelo...en sus ojos siempre encontré la tranquilidad, esa paz que me daba. Siempre todo su amor, poniendo mi felicidad por delante de todo, dándome un cariño incomparable, sin dejar que nada me falte y regalándome siempre sonrisas.

Nunca dos como él, nunca un abuelo como el mío. Nadie entendería alguna explicación de como fue ese hombre, solamente los que tuvimos la gran suerte de conocerlo lo sabemos. 

Que  agradecida le estoy a la vida por haberlo puesto a mi lado, a él le debo parte de lo que soy, de lo que tengo y de lo que viví. Me dejó los mejores recuerdos, me dejó el mejor ejemplo de lo que es amor, y se fue sin dejar de ser una de las cosas más lindas de mi vida.

Nadie puede llenar su lugar, él y solo él pudo habérselo ganado.

Cuando un amigo se va 
queda un espacio vacío 
que no lo puede llenar 
la llegada de otro amigo. 
cuando un amigo se va 
queda un tizón encendido 
que no se puede apagar 
ni con las aguas de un río. 
Cuando un amigo se va 
una estrella se ha perdido 
la que ilumina el lugar 
donde hay un niño dormido. 
Cuando un amigo se va 
se detienen los caminos 
y se empieza a revelar 
el duende manso del vino. 
Cuando un amigo se va 
queda un terreno baldío 
que quiere el tiempo llenar 
con las piedras del hastío. 
Cuando un amigo se va 
se queda un árbol caído 
que ya no vuelve a brotar 
porque el viento lo ha vencido. 
Cuando un amigo se va 
queda un espacio vacío 
que no lo puede llenar 
la llegada de otro amigo.